STIA DENUNCIA MALTRATO LABORAL Y PRECARIZACIÓN EN ALIJOR

EL SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA DE LA ALIMENTACIÓN (STIA) INTENSIFICA SU RECLAMO CONTRA ALIJOR ARGENTINA POR INCUMPLIMIENTOS SALARIALES, DESPIDOS INJUSTIFICADOS Y CONDICIONES LABORALES INDIGNAS, EXIGIENDO EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY DE CONTRATO DE TRABAJO.



El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), liderado por Rodolfo Daer, ha elevado una firme denuncia contra la empresa Alijor Argentina, conocida por producir panificados para marcas como La Salteña. La organización gremial acusa a la compañía de perpetuar un sistema de maltrato laboral y precarización que afecta a más de 120 trabajadores en su planta de Garín, provincia de Buenos Aires. La situación, que se arrastra desde hace años, ha escalado a un punto crítico, con movilizaciones, paros y tomas de la fábrica como medidas desesperadas para visibilizar el conflicto.

Según el STIA, Alijor incumple sistemáticamente con sus obligaciones patronales, incluyendo el pago de salarios atrasados de entre cuatro y seis meses, el medio aguinaldo de diciembre de 2024 y aumentos salariales pendientes. “Estamos frente a una empresa que opera con una lógica arcaica e insensible, abandonando a sus trabajadores y desconociendo derechos básicos”, afirmó Daer en un comunicado oficial. El gremio ha presentado múltiples denuncias ante el Ministerio de Trabajo, acompañado de inspecciones laborales y de seguridad e higiene que, sin embargo, no han logrado revertir las prácticas de la empresa.

El conflicto alcanzó un punto de inflexión el pasado martes, cuando los trabajadores tomaron la planta de Garín tras el fracaso de una audiencia en la Secretaría de Trabajo, donde se exigía la reincorporación de diez empleados despedidos sin causa. El propietario, Benjamín Biderman, anunció el cierre de la fábrica, una decisión que el STIA calificó como una maniobra para eludir responsabilidades. “No vamos a permitir que se juegue con el sustento de las familias trabajadoras. Esta toma es un grito de resistencia contra el abandono patronal y la complicidad estatal”, expresó José Ortiz, miembro de la Comisión Interna de Alijor.

Las medidas de fuerza no son nuevas. El STIA ha organizado movilizaciones a los domicilios del dueño, paros y bloqueos pacíficos para presionar por el cumplimiento de la Ley de Contrato de Trabajo. Sin embargo, la inacción del Ministerio de Trabajo y la falta de respuestas judiciales han generado una creciente frustración. “Hemos agotado todas las vías institucionales, pero el Estado parece mirar para otro lado. Esto no es solo un problema de Alijor, es un reflejo del abandono institucional hacia los trabajadores”, denunció Carlos Urquiza, secretario administrativo del STIA Buenos Aires.

El impacto del conflicto trasciende lo laboral. Los trabajadores denuncian un deterioro psicológico y económico, con familias enteras afectadas por la falta de ingresos. “Llegamos a trabajar sin saber si mañana tendremos empleo. Es una tortura constante”, relató un operario de la planta, quien prefirió mantenerse anónimo por temor a represalias. La situación se agrava en un contexto económico donde la industria alimenticia enfrenta presiones por la apertura de importaciones y la caída del consumo interno, según datos de la CSIRA, que reporta la pérdida de más de 31.000 empleos formales en el sector desde 2023.

El STIA, respaldado por la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (FTIA), reafirma su compromiso de no bajar los brazos. “La pelea por condiciones laborales dignas y salarios justos es una constante en nuestro sindicato, no solo en Alijor, sino en cada empresa del sector. Seguiremos luchando por los derechos adquiridos y por un trabajo digno”, afirmó Daer. El gremio exige una nueva conciliación obligatoria y la intervención urgente del Estado para garantizar el cumplimiento de las normativas laborales.

Mientras tanto, los trabajadores de Alijor mantienen la toma de la planta y anuncian nuevas medidas de fuerza si no se resuelve el conflicto. “No queremos llegar a una situación de no retorno, pero la dignidad no se negocia. Seguiremos en la calle hasta que se nos escuche”, sentenció Ortiz. La lucha del STIA no solo pone en evidencia las prácticas de Alijor, sino también un sistema que, según el gremio, prioriza los intereses del mercado por encima de los derechos de los trabajadores.


EL COMUNICADO DE STIA





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