EL SINDICATO ÚNICO DEL PERSONAL ADUANERO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (SUPARA) CONFIRMÓ PAROS Y APAGONES INFORMÁTICOS PARA LOS DÍAS 15, 16, 29 Y 30 DE ABRIL, EN UN CONTEXTO DE CRECIENTE TENSIÓN CON EL GOBIERNO POR LA FALTA DE AVANCES EN LAS NEGOCIACIONES SALARIALES Y LA REESTRUCTURACIÓN DE LA AGENCIA DE RECAUDACIÓN Y CONTROL ADUANERO (ARCA).
El conflicto gremial en el sector aduanero argentino se intensifica con el anuncio de nuevas medidas de fuerza por parte del Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (SUPARA). En un comunicado emitido hoy, el gremio confirmó la realización de paros nacionales los días 15, 16, 29 y 30 de abril, en el horario de 7 a 19 horas, acompañados de un apagón informático que paralizará las operaciones en todas las dependencias aduaneras del país. Estas acciones se enmarcan en un reclamo sostenido por mejoras salariales y paritarias libres, en medio de un deterioro económico que, según el sindicato, ha golpeado gravemente el poder adquisitivo de los trabajadores.
La decisión de profundizar el plan de lucha fue tomada tras un Plenario Nacional de Delegados, donde se denunció la falta de respuestas concretas por parte de las autoridades de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), organismo que reemplazó a la disuelta AFIP. "Nos vemos obligados a intensificar las medidas ante la ausencia de diálogo y el constante deterioro salarial que enfrentamos mes a mes", expresó Carlos Sueiro, secretario general de SUPARA. El gremio también criticó la reestructuración de ARCA, que incluyó una reducción del 34% de los cargos públicos y el despido de más de 3.000 trabajadores, medidas que consideran "inconstitucionales" y un ataque directo a los derechos laborales.
Durante las jornadas de paro, los trabajadores aduaneros se presentarán en sus lugares de trabajo, pero no realizarán tareas operativas, apagando las computadoras asignadas para registrar su asistencia. SUPARA aclaró que las medidas no afectarán el turismo internacional de pasajeros ni las operaciones relacionadas con razones humanitarias o de salud pública, buscando minimizar el impacto en sectores sensibles. Sin embargo, la paralización de las plataformas de gestión aduanera podría generar serias complicaciones en el comercio exterior, un sector ya golpeado por anteriores jornadas de protesta. Según datos de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), un solo día de huelga en los puertos puede generar pérdidas de hasta 7 millones de dólares, afectando especialmente a las exportaciones de commodities.
El conflicto no es nuevo. Desde principios de año, SUPARA ha llevado adelante múltiples medidas de fuerza, incluyendo paros el 20, 21, 27 y 28 de febrero, el 25 y 26 de marzo, y el 3 y 4 de abril, además de sumarse al paro general de la CGT del 10 de abril. En cada ocasión, los apagones informáticos han causado demoras en la emisión de documentos de importación y exportación, despachos aduaneros y controles de mercaderías, generando cuellos de botella en puertos y pasos fronterizos. "La falta de avances en las negociaciones y la intransigencia del Sector Oficial nos obligan a tomar estas medidas para visibilizar nuestra situación", afirmó Sueiro, quien también rechazó las condiciones impuestas por el Gobierno, como la exigencia de levantar una medida cautelar que protege la estabilidad laboral de los aduaneros.
Desde el sector gremial, se advierte que estas acciones podrían tener un impacto significativo en la economía nacional, especialmente en un contexto de alta demanda de exportaciones. Las empresas exportadoras e importadoras enfrentan el riesgo de incumplir contratos internacionales, lo que podría derivar en multas y pérdida de competitividad en los mercados globales. Además, la acumulación de trámites y la interrupción de la cadena logística podrían afectar la disponibilidad de insumos esenciales para la producción local, incrementando los costos operativos y los precios internos.
A pesar de los intentos del Gobierno por desactivar el conflicto mediante mesas de diálogo, las negociaciones han fracasado repetidamente. Los trabajadores aduaneros exigen no solo una recomposición salarial que compense la inflación, sino también garantías de estabilidad laboral frente a las reformas impulsadas por el Ejecutivo. Mientras tanto, el sector productivo y los despachantes de aduana permanecen en alerta, anticipando nuevas complicaciones en la logística y el comercio exterior. En un país donde la actividad aduanera es clave para el funcionamiento económico, la resolución de este conflicto se vuelve urgente para evitar mayores perjuicios a la economía nacional.