EN EL MARCO DEL 8M, GREMIOS DE TODO EL MUNDO ADHIEREN A LA JORNADA DE LUCHA, VISIBILIZANDO LAS DEMANDAS DE LAS TRABAJADORAS Y REAFIRMANDO EL COMPROMISO CON LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL ÁMBITO LABORAL
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el movimiento sindical global se une al Paro Internacional de Mujeres, una iniciativa que trasciende fronteras para poner en el centro de la agenda las históricas demandas de las trabajadoras. Desde las centrales obreras hasta los sindicatos de base, la adhesión a esta jornada de movilización refleja el rol clave de las organizaciones gremiales en la lucha por la igualdad de género, la erradicación de la violencia laboral y la conquista de derechos fundamentales.
El Paro Internacional, que este año se desarrolla bajo el lema "Si paramos nosotras, se para el mundo", busca visibilizar el aporte esencial de las mujeres en el ámbito productivo y reproductivo, así como las desigualdades persistentes que enfrentan en el mercado laboral. En este contexto, los sindicatos destacan la brecha salarial –que en muchos países aún supera el 20%–, la precarización del empleo femenino, la falta de acceso a cargos de decisión y las condiciones de vulnerabilidad que afectan especialmente a trabajadoras informales y migrantes.
"Las mujeres trabajadoras somos el sostén de la economía, pero seguimos siendo las más castigadas por la desigualdad. Este 8M no es solo una conmemoración, es un grito colectivo por justicia", en una declaración que resuena en las bases gremiales. En este sentido, las organizaciones sindicales han convocado a asambleas, actos y ceses de actividades para amplificar las voces de las trabajadoras y exigir políticas públicas que garanticen condiciones dignas.
En países como Argentina, España, México y Estados Unidos, los gremios han articulado acciones conjuntas con movimientos feministas, fortaleciendo lazos históricos entre la lucha sindical y la agenda de género. Entre las demandas principales se encuentran la implementación efectiva de licencias por violencia de género, la extensión de derechos para tareas de cuidado –aún desvalorizadas y mayoritariamente asumidas por mujeres– y el fin de la discriminación en los espacios de trabajo.
El Paro Internacional por el Día de la Mujer no solo interpela a los Estados y a las empresas, sino que también desafía al propio movimiento sindical a profundizar su compromiso con la perspectiva de género. "Es hora de que los sindicatos seamos protagonistas de esta transformación, garantizando que la voz de las trabajadoras sea escuchada en cada mesa de negociación", señaló un referente sindical.
En un mundo atravesado por crisis económicas y sociales, el 8M de 2025 reafirma que la lucha gremial y feminista van de la mano. El mensaje es claro: sin igualdad de género no hay justicia laboral, y sin justicia laboral no hay futuro para la clase trabajadora.