El próximo jueves 19 de septiembre, la Asociación
Trabajadores del Estado (ATE) llevará a cabo un paro de controladores aéreos de
la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Esta medida busca
visibilizar la preocupante situación salarial que enfrenta el sector y rechazar
los recientes despidos de trabajadores. Según Rodolfo Aguiar, Secretario General
de ATE Nacional, estas decisiones del gobierno no solo han generado malestar
entre los empleados, sino que también impactan negativamente en la operación de
los aeropuertos a nivel nacional.
El líder sindical argumentó que el Gobierno, en lugar de
trabajar para mejorar las condiciones laborales, busca “construir otro Estado”
que beneficie a los poderes económicos concentrados y las multinacionales.
Considera que el ajuste sobre la ANAC es “salvaje y absolutamente
injustificado”, citando auditorías internacionales que indican la falta de
personal idóneo en áreas clave de fiscalización.
El paro afectará a 27 aeropuertos y se llevará a cabo en dos
bloques: el primero entre las 6 y las 12 horas, y el segundo entre las 17 y las
22 horas. Durante estos períodos, solo se garantizarán vuelos sanitarios, humanitarios
y aeronaves de Estado. Esta drástica medida se enmarca en un contexto de
creciente descontento en el sector, donde los trabajadores han perdido 32
puntos de poder adquisitivo en lo que va del año, debido a la falta de diálogo
en la paritaria sectorial.
Los reclamantes demandan específicamente la retrotracción de
despidos, su inclusión en la discusión de cambios normativos que impacten su
labor, y la reapertura de paritarias para revisar la situación salarial actual.
Desde julio de este año, la ANAC se encuentra intervenida
por el Ejecutivo nacional, un proceso que ha desencadenado numerosos cambios
normativos sin el correspondiente informe a los trabajadores, afectando sus
labores diarias. Este desdén por parte del gobierno genera un clima de
incertidumbre y malestar entre los empleados que han visto cómo se reducen sus
derechos y condiciones laborales.
El mensaje es claro: si no se obtienen respuestas
satisfactorias, las medidas de fuerza se intensificarán con el tiempo. La
comunidad aeronáutica y los usuarios de los servicios de transporte aéreo deben
estar atentos a las implicaciones que este paro puede acarrear, no solo en la
operatividad del sistema aéreo, sino también en el bienestar de aquellos que
sostienen este vital servicio público.