REACTIVACIÓN DEL CONFLICTO EN GEORGALOS: TRABAJADORES RECHAZAN SUSPENSIONES MASIVAS

EN UN NUEVO CAPÍTULO DE TENSIONES LABORALES, LOS OPERARIOS DE LA PLANTA DE VICTORIA RECHAZAN EL PLAN DE SUSPENSIONES ROTATIVAS IMPULSADO POR LA EMPRESA, DENUNCIANDO UN AJUSTE ENCUBIERTO Y EXIGIENDO EL RESPETO A LAS ASAMBLEAS. LA AGRUPACIÓN BORDÓ ALERTA SOBRE FLEXIBILIZACIÓN Y VINCULA EL ATAQUE A LA REFORMA LABORAL DE MILEI.



 

La empresa Georgalos ha reactivado un conflicto laboral que parecía resuelto tras los despidos de junio, ahora con un programa de suspensiones que afecta a unos 600 trabajadores en su planta de Victoria, al norte del Gran Buenos Aires. La medida, justificada por la patronal como respuesta al desplome de ventas estacionales y la competencia de importados brasileños, implica suspensiones rotativas en grupos de 80 operarios por 15 días, extendiéndose por tres meses, con un pago del 75% al 80% del salario durante el período inactivo. La compañía asegura que no habrá despidos y que revisará el esquema al finalizar, pero los trabajadores ven en esto un avance sobre sus derechos.

La Comisión Interna y la base sindical del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) han respondido con asambleas masivas, donde de manera unánime rechazaron las suspensiones. La Agrupación Bordó, opositora a la conducción Verde del sindicato, denuncia que el plan busca imponer flexibilidad laboral, obligando a operarios a realizar múltiples tareas en sectores sobrecargados, similar a lo ocurrido en el área de chocolate tras los despidos de cinco trabajadores por huelga en junio. Aquellos despidos, que buscaban disciplinar reclamos salariales, fueron revertidos por la Justicia en septiembre, ordenando la reincorporación inmediata bajo las mismas condiciones contractuales.

Los operarios argumentan que Georgalos no enfrenta una crisis real, sino que atraviesa una expansión con inversiones y balances positivos. Exigen que la empresa abra sus libros contables para verificar las supuestas dificultades y proponen alternativas como reducir ritmos de producción para garantizar seguridad y evitar fines de semana obligatorios sin compensación salarial. "No tienen argumento válido para impulsar suspensiones", afirman desde Bordó, advirtiendo que cualquier acuerdo sindical a espaldas de las asambleas sería una traición.

Este conflicto se enmarca en un contexto nacional de precarización, impulsado por la reforma laboral del gobierno de Javier Milei, que los trabajadores ven como una amenaza a derechos adquiridos. La unidad desde abajo, con asambleas fortalecidas y un frente único entre sectores, es clave para frenar el ajuste, según los referentes clasistas que se solidarizaron en las puertas de la fábrica. La movilización, como en la "lucha testigo" contra los despidos, emerge como la herramienta para defender puestos, salarios y condiciones laborales.


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