LA RUPTURA DE LAS NEGOCIACIONES ENTRE LA EMPRESA Y EL SINDICATO DE TRABAJADORES QUÍMICOS ESCALÓ LAS TENSIONES, CON UNA DENUNCIA PENAL POR SUPUESTA VIOLENCIA Y RUMORES DE UNA ESTRATEGIA PATRONAL PARA REDUCIR SALARIOS Y FACILITAR LA VENTA DE LA PLANTA A TRANSCLOR.
El conflicto, que se arrastra desde octubre de 2024, se recrudeció en julio con una ola de despidos que redujo la plantilla de 375 a 130 empleados, paralizando por completo la actividad productiva. Desde entonces, los trabajadores mantienen una presencia en la planta como forma de protesta, exigiendo la reincorporación de los despedidos y el pago de indemnizaciones adeudadas. Según fuentes gremiales, la empresa condicionó la reincorporación de 16 de los 124 trabajadores despedidos a una rebaja salarial generalizada, propuesta que fue rechazada por considerarla "inviable y abusiva". Además, denuncian que PR3 aplicó unilateralmente en agosto un recorte del 15% en los salarios al suspender el pago de adicionales.
"Es una locura pretender que el salvataje de la industria salga de los bolsillos de los trabajadores", afirmó una fuente sindical en diálogo con Red Gremial. El gremio también critica la falta de un plan concreto por parte de la empresa para saldar las indemnizaciones pendientes, lo que agrava la desconfianza en las negociaciones.
Desde la empresa, en cambio, argumentan que la reapertura de la planta es la única vía para generar ingresos y enfrentar la convocatoria de acreedores que ellos mismos solicitaron. Una fuente empresarial señaló que, tras el cierre de la principal unidad productiva en octubre de 2024, la planta está "sobredimensionada" y no es viable mantener la misma dotación de personal. Sobre los adicionales, aclararon que solo se abonan cuando hay producción, la cual permanece paralizada.
La denuncia penal presentada por PR3, que acusa al sindicato de destrozos y retención de gerentes y supervisores, aleja aún más la posibilidad de una salida negociada. El gremio desmiente estas acusaciones, asegurando que la ocupación es pacífica y que los trabajadores están dispuestos a acatar una eventual orden judicial de desalojo para evitar mayores conflictos. "No buscamos generar caos, sino defender nuestros puestos de trabajo. Una narrativa de violencia en los medios solo perjudica la llegada de posibles inversores", señaló una fuente cercana al sindicato.
RUMORES DE VENTA Y UNA ESTRATEGIA PATRONAL BAJO LA LUPA
En los pasillos de la planta, el rumor de una posible venta de PR3 a Transclor, empresa ligada al empresario Mauricio Filiberti, gana fuerza. Fuentes gremiales sospechan que la estrategia de la compañía, con despidos masivos y presión para reducir salarios, busca disminuir la masa salarial a la mitad para hacer la planta más atractiva a un comprador. Esta hipótesis, aunque no confirmada oficialmente, alimenta la tensión y la incertidumbre entre los trabajadores.
Con las negociaciones rotas, pero con la posibilidad de una nueva reunión en los próximos días, el conflicto en Petroquímica Río Tercero se encuentra en una encrucijada. La supervivencia de la empresa y el futuro de cientos de familias están en juego, mientras el gremio y la patronal se culpan mutuamente por la falta de avances. En este contexto, la planta permanece paralizada, y la resolución del conflicto parece más lejana que nunca.