LA COMISIÓN INTERNA DE LA PLANTA DE ESTEBAN ECHEVERRÍA DENUNCIA UN PLAN DE AJUSTE QUE PONE EN RIESGO 200 PUESTOS DE TRABAJO Y DETERIORA LAS CONDICIONES LABORALES, EN UN CONTEXTO DE CRISIS INDUSTRIAL Y POLÍTICAS DE FLEXIBILIZACIÓN LABORAL.
En la planta de Molinos Río de la Plata ubicada en Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires, los trabajadores han declarado un estado de alerta permanente ante un plan de despidos masivos y recortes salariales impulsado por la empresa, perteneciente al poderoso grupo Pérez Companc. Según la Comisión Interna y el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), la compañía busca mantener los niveles de producción con menos personal, lo que genera sobrecarga de tareas, riesgos para la salud laboral y un deterioro en las condiciones de trabajo.
El conflicto, que estalló en los últimos días, se enmarca en una estrategia de ajuste que la empresa justifica por una supuesta caída en las ventas. Según datos reportados por Molinos, en el primer trimestre de 2025 los ingresos netos alcanzaron los $199.548 millones, reflejando una caída del 25,9% en términos reales respecto al año anterior, con un resultado neto negativo de $5.460 millones. Sin embargo, los representantes gremiales cuestionan esta narrativa, señalando que el grupo Pérez Companc, una de las familias más ricas de Argentina según Forbes, estaría aprovechando el contexto de flexibilización laboral promovido por el gobierno de Javier Milei para maximizar ganancias a costa de los trabajadores.
“Son 200 los puestos de trabajo que hoy existen, y estamos dispuestos a defenderlos”, afirmó Luciano Greco, vocero de la Comisión Interna, en un comunicado reciente. Los delegados denuncian que la empresa no solo está reduciendo personal, sino que también ha eliminado adicionales de convenio, lo que implica una rebaja salarial significativa. Además, se reportan irregularidades como la falta de denuncia de accidentes laborales ante la ART y el desconocimiento de licencias por enfermedad, lo que pone en riesgo la salud de los operarios.
El sindicato STIA ha exigido a la empresa que frene los despidos y revierta las medidas de ajuste, pero Molinos Río de la Plata ha ratificado su decisión, intensificando la tensión. “No descartamos profundizar las medidas de fuerza si la empresa no retrocede”, advirtieron los voceros gremiales, quienes evalúan acciones como paros o movilizaciones. En las redes sociales, la indignación se hace eco: “A mirá...!!! PERO TE DICEN QUE EL PAÍS ESTÁ MEJORANDO...”, expresó un usuario en X, reflejando el malestar generalizado.
El caso de Molinos no es aislado. En el sur del conurbano bonaerense, otras empresas como la fábrica de caramelos Lipo en Lanús enfrentan conflictos similares, con deudas salariales y condiciones laborales precarias. Los trabajadores señalan que el ajuste laboral impulsado por el gobierno de Milei facilita estas prácticas empresariales, que priorizan los márgenes de ganancia sobre los derechos laborales.
Molinos Río de la Plata, líder en el mercado alimenticio con marcas como Granja del Sol, Lucchetti, Matarazzo y La Salteña, ha sido históricamente un actor clave en el sector. Sin embargo, su reputación gremial está bajo escrutinio. En el pasado, la empresa enfrentó acusaciones por su complicidad con la dictadura militar, tras el hallazgo de legajos laborales de trabajadores desaparecidos en su planta de Avellaneda entre 1976 y 1983. Este antecedente refuerza la desconfianza de los trabajadores hacia las políticas de la compañía.
Mientras la crisis industrial golpea al sector, los empleados de Molinos Río de la Plata permanecen en estado de alerta, organizándose para defender sus derechos. La situación pone en evidencia las tensiones entre el capital y el trabajo en un contexto económico adverso, donde los sindicatos buscan resistir el avance de la precarización laboral. “No vamos a permitir que se juegue con el sustento de nuestras familias”, concluyeron los delegados, dejando abierta la puerta a nuevas medidas gremiales si no hay respuestas satisfactorias.